Tortosa renacentista sobre el Ebro.
Un paseo por la ciudad de Tortosa sitúa al visitante por muchos escenarios, desde iniciar la peregrinación a Santiago de Compostela, hasta situarlo en fachadas que tienen impactos de bala de la Guerra Civil.
He querido seleccionar seis collages para este post con escenas del río Ebro, Palacio Episcopal, Basílica-Catedral, Reales Colegios, Castillo y Judería, y los Jardines del Príncipe.
El monumento conmemorativo de la Batalla del Ebro es un conjunto escultórico dedicado «A los combatientes que hallaron gloria en la batalla del Ebro».
El patio del Palacio Episcopal, gótico, construido entre los siglos XIII-XIV con una capilla del Palacio en la planta alta que tiene una bóveda de media estrella.
La terminación barroca de la Basílica-Catedral fue en 1757. Cuatro siglos antes el templo tenía un estilo gótico. La apoteosis barroca se manifiesta en la Capilla Real o Capilla de la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad, con relicarios de la Santa Cinta. La reja del presbiterio recuerda las renacentistas castellanas.
Los Reales Colegios fundados por Carlos V son dos ejemplos arquitectónicos del Renacimiento: los más importantes de Cataluña.
El Castillo recibe también el nombre de la Suda, que es una palabra sarracena que significa pozo, porque desde allí se buscaba el agua del río Ebro. Construido en tiempos de Abderramán III, hacia el siglo X. El barrio irregularmente trazado de Remolins tiene recuerdos de la antigua Judería con edificios conocidos como la Sinagoga que se construyó como hospital en el siglo XIV.
Los Jardines del Príncipe son un museo al aire libre que alberga una colección nada desdeñable de obras de arte del escultor abulense Santiago de Santiago.