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Luis Miguel Villar Angulo

Castillo de Argüeso (Cantabria)

 

El Castillo de Argüeso era una joya medieval roqueña, gruesa y sobria situada en la parte occidental de Cantabria. Asentado sobre una capilla dedicada a San Vicente en el s. IX y asociado a una necrópolis en el patio central, la torre sur del castillo databa del s. XIII y la norte del s. XIV.

Ambas torres de planta cuadrada, construidas por la Casa de Vega, que era uno de los linajes nobiliarios cántabros más influentes de la Baja Edad Media, controlaban las rutas de la trashumancia de ganado de Castilla a Cantabria. La Casa de Vega había acumulado un patrimonio debido a su participación en las guerras de la reconquista.

En el s. XV, Leonor de la Vega (Leonesa de Castilla) había defendido el castillo de la dinastía de Manrique de Lara, que había sido su rival en la “guerra de bandos” por el control de propiedades y bienes. Su boda con Diego Hurtado de Mendoza había permitido la creación del Marquesado de Argüeso por gracia de los Reyes Católicos en 1475.

De su matrimonio nacería la figura insigne de la literatura del s. XV, Iñigo López de Mendoza (Marqués de Santillana), nacido en Carrión de los Condes (Palencia). Hombre erudito en las artes, introdujo la forma italiana del soneto y sus serranillas eran poemas delicados de naturaleza cortesana y bucólica. Había reflejado, asimismo, su conocimiento teórico en una obra en prosa (Proemio e carta al Condestable de Portugal). La familia testimoniaba la vida nobiliaria en la Cantabria medieval, que se reconocía por el ajedrezado de los blasones en la heráldica: jaquelado de oro y gules (rojo) de muchos monumentos cántabros.

Como puesto militar, las dos torres asimétricas estaban unidas por una barbacana en el estilo gótico. A las puertas elevadas se accedía mediante escaleras portátiles. Desde las saeteras se disparaban proyectiles. Los arcos ojivales se manifestaban en puertas y los conopiales en las ventanas. Al exterior se ofrecía un matacán volado de madera que resolvía el ángulo muerto del muro para la vigilancia y el despliegue de tácticas ofensivas con proyectiles. El muro era de mampostería con sillares de buena factura en las esquinas.

Punto estratégico, desde las almenas del castillo se divisaban las rutas hacia Alto Campoo y panorámicas al valle del Saja, cruzado por el río del mismo nombre, que se encontraba en su mayoría dentro del parque Saja-Besaya, el más grande de Cantabria.

Abandonado el castillo en el s. XVIII, se había donado al municipio de Campoo de Suso en 1962. Posteriormente, había sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC, 1983). Tras una exhaustiva restauración del interior, el efecto de la madera había sido primordial en escaleras, suelos y techos para preservar la esencia gótica en su planta rectangular irregular. Su uso cultural como espacio museístico y expositivo actual merecía un reconocimiento social.

Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana

Luis Miguel Villar Angulo
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