Alba de Tormes, villa teresiana.
Alba de Tormes dio la despedida a la vida de Santa Teresa de Jesús en 1582 reinando Felipe III en España, que sería beatificada en 1614. Este pueblo salmantino acogió una exposición dedicada a la santa andariega con ocasión del V Centenario de su Nacimiento.
Las obras acumuladas por la Fundación Las Edades del Hombre, la Orden del Carmelo Descalzo y otras instituciones abrieron una zona de la inconclusa Basílica de Santa Teresa, de estilo neogótico, cuya maqueta despierta la curiosidad de visitantes, para exponer en el ábside y presbiterio pinturas anónimas, obras de transverberación y de éxtasis, libros que conducen por el Camino de Perfección y Las Moradas, bulas, cálices, arcas-relicarios, estandartes, dictámenes, páginas manuscritas de la santa doctora de la iglesia, cartas autógrafas… hasta el retrato de Juan de la Miseria de 1576 conservado en el sevillano convento de San José del Carmen o la talla de Gregorio Fernández (circa 1615) con una pluma en su mano derecha y un libro abierto en la izquierda.
(Lastima que la Fundación las Edades del Hombre no permitan hacer fotos sin flash en sus exposiciones. Considero que reduce la difusión de los legados acumulados ocasionalmente para sus acontecimientos expositivos con esta política restrictiva de la fotografía).
El Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora de Carmelitas Descalzas fundado por la Santa en 1571 acogió en una celda a la Santa en sus últimos 15 días. Aquí está su cuerpo incorrupto en la imponente urna sepulcral del retablo. Importante igualmente es el Museo Carmelitano con un Camarín Alto, profusamente decorado con simbologías teresianas, que permite la visión de la capilla camarín del sepulcro, cerrado por rejería para guardar una sacra caja fuerte, aparte una exquisita colección de pinturas sobre cobre del siglo XVII.
Enfrente se eleva con equilibrio la iglesia de San Juan de la Cruz de finales del siglo XVII adornada la fachada como si fuera una cruz, que contrasta con los frescos de las pechinas en la bóveda de crucería de su interior.
La iglesia de San Juan de estilo románico-mudéjar del siglo XIII alberga una colección escultórica de Venancio Blanco, fundidor de bronces a la cera perdida, que a sus 92 años mantiene su estilo quebrado, con escorzos planos, de siluetas esbozadas.
LMVA & Luis Miguel Villar Angulo