CU de la US
Luis Miguel Villar Angulo

Monasterio de Tentudía, mudéjar y renacentista

La comarca de Tentudía está situada al este de la Sierra Suroeste de Extremadura. Mi perspectiva de la comarca de Tentudía quedó impresionada cuando inicié la ascensión de los 1100 m.s.n.m. para llegar al Monasterio. Abandoné la cómoda A-66 (autovía Rúa de la Plata) cerca del pueblo Monesterio para tomar la EX-103 que conducía al pueblo Calera de León.

La carretera recordaba una calzada, estrecha y sinuosa. Cuando el tramo de la vía cambiaba de rasante, se distinguían dehesas con ganado porcino ibérico de bellota (pata negra) y vacuno. El olor de las pocilgas cambiaba rápidamente en mi imaginación por el suave aroma de la grasa del jamón ibérico. Los alcornoques mostraban a la vista que ya se había hecho la saca de la corteza para obtener corcho. Recordaba – mientras conducía – que del primer descorche había hecho con el bornizo belenes en Navidad. Mezclados con los alcornoques, los encinares de talla media densificaban las ondulaciones de la subida de la montaña en una paleta de color verde oscuro y grisáceo, que se confundía con la fronda verde semioscura de acebuches y olivos. Y sobresaliendo por encima de robles y encinas, los troncos pardorojizos de los pinos se estiraban cubriendo el horizonte con copas achatadas y redondeadas.

En la cota más alta de la montaña (Pico de Tentudía) aparecieron los muros de mampostería de piedra y ladrillo color teja que daban forma a las ventanas abocinadas y a las hileras almenadas de los muros del Monasterio de Tentudía. Un eremitorio que nació como capilla de la mano de Pelay Pérez Correa en 1240 y que el Papa León X convirtió en Monasterio en 1514. En aquella época la vicaría de Tudía alcanzaba nueve pueblos. A partir de entonces el Monasterio ganó muchos privilegios.

Una amable señora que hacia las veces de vigilante disfrutaba de la custodia responsable del Monasterio. La visita era gratis. En el mostrador de la entrada se apilaban algunos folletos explicativos del Monasterio. Compré un ejemplar de la revista anual de interés Histórico-Cultural Tentudía que ofrecía un capítulo sobre los contenidos iconográficos del retablo de la Capilla Mayor. Su precio era de 2€. No había otros visitantes en las dependencias. Así que pude moverme con mucha independencia por los pasillos y habitaciones monacales. Me llamó la atención la preocupación didáctica del Monasterio por narrar la vida de las personas de la edad media en una de las estancias del conventual, que antaño pudo ser refectorio o sala capitular. Los paneles explicaban las comidas, enfermedades y el conocimiento en la época medieval. Se notaba que la Orden de Santiago mantenía la idea de la difusión del conocimiento nobiliario y religioso. Hasta que desapareció el Colegio de Letras (humanidades) a mediados del siglo XIX, este Monasterio enseñaba gramática, artes y teología.

El claustro de ladrillo en estilo mudéjar del siglo XVI estaba cerrado con cristaleras. Un aljibe ocupaba el centro del cuadrado. Una doble arcada separaba los pisos. El color rojizo de la estructura lo hacía singular. Distaba mucho el claustro de otros de cantería que había visitado en estilo románico (Catedral vieja de Plasencia), gótico (Monasterio de Yuste) o renacentista (Monasterio de Yuste). La Orden de Santiago había difundido el arte mudéjar. Conforme la Orden conquistaba territorios a los musulmanes, los artistas combinaban estilos decorativos islámicos y materiales blandos (ladrillo, cerámica, madera y yeso) con otros estilos más severos o tallados en materiales de piedra (arte románico, gótico, renacentista).

El suelo de los pasillos sufría el cansancio de las pisadas de visitantes. Del claustro pasé a la Iglesia de una nave con bóveda de cañón. El presbiterio abovedado con nervaduras estaba separado por una reja del siglo XVI.

Allí llegó mi sorpresa. No podía sospechar que una de las creaciones mas importantes del artista italiano Niculoso Pisano, encomendado por Juan Riero, vicario de la Orden de Santiago, estuviera precisamente en el retablo de la iglesia (una cartela lo identificaba: NICVLOSVUS PISANVS ME FECIT A.D.1518). Era un retablo de tres calles, un ático y sobreático en la parte central, un banco inferior y dos alas. A la izquierda del retablo Niculoso Pisano pintó a Pelay Pérez Correa, el Nacimiento de María y la Anunciación; en el centro, bordeando una hornacina, el Árbol de Jesé; a la derecha el Vicario Juan Riero, la Coronación de la Virgen y la Presentación del Niño en el Templo; en la parte alta el Calvario. En el centro, una hornacina de cristal contenía una Virgen vestida del siglo XVIII. Esta imagen era de estilo barroco, desproporcionada, y ocultaba el Árbol de Jesé del ceramista renacentista.

Las dos capillas laterales de la iglesia tenían bóvedas con trompas. En la Capilla de los Maestres había paneles cerámicos en el retablo con figuras de San Agustín y Santa Catalina, que se atribuían a Cristóbal de Augusta. En una cama funeraria, mirando al altar, dos enterramientos de maestres mostraban los atributos de la Orden de Santiago. La Capilla de Santiago tenía un retablo atribuido a Cristóbal de Augusta.

Capilla de los Maestres. Retablo atribuido a Cristóbal de Augusta

De Pisa Niculoso Pisano había llevado a Sevilla el arte de la cerámica. Instalado en talleres trianeros hacia 1480 había hecho composiciones para el Alcázar (retablo de la Visitación), iglesia de Santa Ana (Lauda sepulcral de Iñigo López) o la portada del convento de Santa Paula (1504) de Sevilla. La originalidad del artista italiano era que había cambiado el soporte de la pintura. De los procedimientos fríos usados habitualmente, como el temple, el fresco o los murales, los óleos sobre tablas, lienzos, pergaminos, cueros, vitelas o papel, Niculoso Pisano utilizó por primera vez el azulejo plano policromado. La novedad era que obtenía la policromía con los óxidos que toleraban altas temperaturas para la vitrificación de estannífero. La paleta de colores comprendía el azul (cobalto), verde (cobre), melado (hierro), negruzco (manganeso) y amarillo (antimonio).

La segunda planta del claustro acogía alineados maniquíes vestidos a la usanza de la época con cartelas ilustrativas de personajes como Fernando III. Algunas cartelas tenían textos de un valor histórico, pocas veces narrado en los libros de historia: “Soldado de la Orden de Santiago. En la conquista de Sevilla fue muy destacada la actuación de la Orden de Santiago, que al frente de su maestre Pelay Pérez Correa intervinieron en el Aljarafe y Triana… Gracias a los acertados consejos que dio el maestre al rey D. Fernando, se tomo Sevilla en 1248, siendo el estandarte de Santiago el primero en hondear en las murallas de la ciudad” (sic). Además, las galerías del claustro contenían una exposición permanente de paneles fotográficos de la obra conservada de Niculoso Pisano que se extendía por museos de ciudades como Sevilla, Ávila, Évora o Ámsterdam.

Desconocía la ofensiva librada contra los musulmanes por el maestre portugués Pelay Pérez Correa. Para él quedaba la autoría del topónimo del Monasterio cuando invocó a la Virgen en el fragor de la batalla para que no acabase la luz del día:” ¡Santa María, detén tu día!”.

En la actualidad el Monasterio de Tentudía es un Bien de Interés Cultural. Tiene dependencias para la acogida de peregrinos tras el adecentamiento de las antiguas caballerizas y recibe muchas visitas escolares.

Capilla de Santiago. Retablo atribuido a Cristóbal de Augusta

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Luis Miguel Villar Angulo
A %d blogueros les gusta esto: