Monasterios riojanos de Suso y Yuso de San Millán de la Cogolla, por Luis Miguel Villar Angulo.
Los Monasterios riojanos de Suso y Yuso de San Millán de la Cogolla fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
Algunos peregrinos deciden permanecer en La Rioja, haciendo una variante del Camino Francés desde Santo Domingo de la Calzada para visitar los Monasterios de Suso y Yuso.
El Monasterio de Suso (el de “arriba”) fue fundado por San Millán en el Siglo V con elementos arquitectónicos de varios estilos desde el visigótico, mozárabe al pre-románico en lo alto de un montículo. Según la tradición, los siete infantes de Lara fueron enterrados en los sepulcros del claustro. Además, estaba la cueva con el sepulcro de San Millán.
Aquí, el poeta Gonzalo, natural del pueblo riojano Berceo, recibió su primera educación, que completaría posteriormente en Palencia para luego establecerse como clérigo y notario en Berceo. Fue el primer poeta que escribió en un nuevo sistema lingüístico, tras las Glosas Emilianenses. Esta comarca tiene el valor de ser cuna del idioma castellano.
Los restos de San Millán descansan en un arca relicario en el Monasterio de Yuso (“abajo”) construido en 1053 y reconstruido en estilo herreriano en el siglo XVI.
Tiene tantos elementos de provecho artístico y científico este Monasterio en la iglesia, sacristía, claustro, o trascoro, que entre ellos sobresale un aspecto por su interés emblemático: el Salón de la Lengua, inaugurado en 1977.
Los Monasterios de Suso y Yuso, San Millán de la Cogolla y Berceo son un remanso para la mente, como el flujo de agua del río Cárdenas, que los serpentea arrastrando las primeras palabras del castellano.
Luis Miguel Villar Angulo & LMVA
Lo que más me impresionó fue la iglesia del Monasterio de Yuso
No cabe duda. Añado, además, el valor de la lengua, como origen del castellano
Para mí, uno de los lugares más interesantes fue la sala de códices y cantorales
Es que los códices, como libros manuscritos anteriores a la aparición de la imprenta son ejemplares raros. Los libros de coros para los actos litúrgicos de la vida monástica tuvieron mucha importancia porque así oraban en comunidad.
Para mí, los restos arqueológicos de Suso anuncian el sacrificio de los primeros eremitas dedicados a la oración.
Bajo ese punto de vista, la visita a Suso reconforta el ánimo al pensar sobre las creencias de personas que se retiraban a rezar en cuevas.
El monasterio de Suso, como está deshabitado, cuesta más trabajo hacerse una idea de la vida de los monjes. Mientras que en Yuso viven agustinos que mantienen la tradición y dan vida a un inmenso monasterio.
Indudablemente, Yuso tiene una vida que se percibe en la actualidad. Suso requiere comprensión e imaginación.
No está en el Camino de Santiago, pero su visita se hace inexcusable, si uno quiere conocer los orígenes de la lengua castellana y oler a prado y pasear entre choperas
La caminata es una buena elección. Si uno empieza en Suso y termina en Yuso despierta con tino el apetito. En Yso hay que caminar despacio para ver todos los aspectos del monasterio.